Santo Jubileo de las Cuarenta Horas en desagravio a Jesús Sacramentado

“He aquí el Cordero de Dios que borra los pecados del mundo” (Jn., I, 29)

Los días del 24 al 27 de Octubre de este año 2019, en algunos templos de México se tiene la santa costumbre de celebrar el santo Jubileo con el ejercicio de las CUARENTA HORAS con Jesús Sacramentado, con motivo de pedirle perdón y desagravio por nuestros pecados y los escándalos y Apostasía imperantes.

Con este nombre de Cuarenta Horas se significan cuarenta horas de súplicas más insistentes y de glorificación más solemne, pasadas al pie del Santísimo Sacramento.

Recuerdan los cuarenta días que pasó Nuestro Salvador en el desierto antes de empezar su vida pública; las cuarenta horas que pasó dentro del sepulcro, y los cuarenta días que permaneció en la tierra después de su triunfo sobre la muerte en el misterio de su Resurrección.

Este Santo ejercicio de las Cuarenta horas es una de las formas de la devoción a la Eucaristía más recomendadas por la Iglesia.

LA INSTITUCION DE LAS CUARENTA HORAS

Ante la angustia y el dolor causadas por las encarnizadas guerras, las epidemias y otros males en el siglo XVI. Nació en la Iglesia una espontanea necesidad de recurrir a Jesús Sacramentado, exponiéndolo a la adoración pública y llamando a los fieles para reparar las grandes ofensas que recibía de la herejía protestante de Lutero, y para invocar su misericordia en tantas y tan graves desventuras.

La idea de la exposición de Jesús Sacramentado se debió a San Antonio María Zacarías. Dándole la forma y el nombre a esta exposición de las “CUARENTA HORAS”.

Prácticamente esta institución y devoción de las Cuarenta horas ante el Santísimo Expuesto, día y noche, como oración continua de petición, expiación y desagravio de una manera independiente del tiempo litúrgico, surgió en la diócesis de Milán Italia a principios del S.XVI.

Siendo sus impulsores: Aparte del ya mencionado San Antonio María Zacarías. Fueron también, el agustino Antonio Bellosi, el dominico español Tomás Nieto, el capuchino José de Ferno.

El Papa Paulo III aprueba con entusiasmo en un Breve de 1537 las Cuarenta Horas en Milán y concede indulgencias a quienes las practiquen. El Arzobispo de Milán San Carlos Borromeo en 1577 da la primera norma que las regule y evite excesos.

Se extiende por Italia por capuchinos, barnabitas y jesuitas, y pasa a Roma siendo su impulsor principal San Felipe Neri.

En 1592, por la encíclica Graves et diutarnae el Papa Clemente VIII, ante los males y calamidades del momento, establece las Cuarenta Horas rotando por toda Roma y promulga las Instrucciones para la realización de las 40 Horas y condiciones para ganar el Jubileo (indulgencia).

El Papa Urbano VIII, en la encíclica Aeternus rerum Conditor de 1623, impone a todas las iglesias del mundo la celebración de las Cuarenta Horas.

Con el tiempo, la imposibilidad de mantener abiertas muchas de las iglesias durante la noche, se suavizaron las normas con dispensas para la adoración sólo en día y poder obtener el Jubileo.

El Código de Derecho Canónico de la Iglesia de 1917, establecía bajo el Papa Benedicto XV: debe tenerse todos los años, con la mayor solemnidad posible, el ejercicio de las Cuarenta Horas en los días señalados, con el consentimiento del Ordinario local. c. 1275

Es muy importante considerar que para ganar la indulgencia o jubileo, es necesario cumplir con los siguientes requisitos: 1.- Asistir y rezar cuando menos una hora ante el Santísimo expuesto durante las Cuarenta horas; 2.- Confesarse o estar en gracia, y Comulgar durante los días del jubileo; 3.- Tener la intención de ganar la Indulgencia Plenaria, (que borra todas la penas temporales de los pecados); 4.- Tener las intenciones del Papa verdadero y de la Iglesia.

NECESIDAD QUE TIENE LA IGLESIA DE PERDÓN Y DESAGRAVIO AL SEÑOR

Como se ha visto, esta devoción de la Cuarenta horas de Jesús Sacramentado expuesto, surgió para reparar las grandes ofensas que recibía la Eucaristía de parte de la herejía protestante de Lutero, y para invocar la misericordia de Dios en muchas y graves desventuras.

Ahora en estos tiempos, la Iglesia tiene la necesidad de seguir con este santo ejercicio de las CUARENTA HORAS con Jesús Sacramentado para pedirle perdón y desagravio por nuestros pecados y los escándalos y Apostasía imperantes.

Sobretodo hay necesidad de desagravio al Señor por las herejías, profanaciones, blasfemias e idolatrías que en nombre de la Verdadera Iglesia Católica esta haciendo actualmente la nueva iglesia conciliar en el Sínodo del Amazonas.

Por lo mismo. Debemos de considerar que la Verdadera Iglesia Católica lleva sufriendo una de las más terribles apostasías de su historia, siendo esta, aún mayor que la de Lutero y Calvino.

Desde la muerte del Papa Pío XII hasta nuestros días tanto el nombre de la Iglesia como los templos y la misma jerarquía ha sido usurpados por los herejes modernistas, verdaderos quinta columnista que siempre tuvieron como fin la destrucción de la Verdadera Iglesia de Cristo.

Gracias a Dios, estos judas no han logrado ese propósito, debido a que la verdadera Iglesia de Jesucristo es indestructible y porque pesan las palabras de su divino fundador, que le dirigió a San Pedro: “Y yo te digo que tú eres Pedro, y que sobre esta piedra edificaré mi Iglesia; y las puertas del infierno no prevalecerán contra ella” (Mt., XVI, 18).

Con los cambios substanciales en los sacramentos y en la doctrina perenne de la Iglesia, los usurpadores del papado y de la jerarquía, lo único que han conseguido es formar o instituir otra iglesia distinta de la única verdadera Iglesia de Cristo, así como lo hizo Lutero.

A pesar de todo esto, que ha permitido Dios, la Verdadera Iglesia Católica sigue sobreviviendo, en algunas partes del mundo en grupos de resistencia verdaderamente católicos, con obispos y sacerdotes legítimos con verdadera sucesión apostólica.

Debido a la usurpación del papado, la Verdadera Iglesia católica desde la muerte de Pío XII, no tiene una cabeza visible, esto no significa que este acéfala ya que la cabeza de la Iglesia es Jesucristo su fundador.

Recordemos que toda esta calamidad ya estaba profetizada por San Francisco de Asís que nos dice: En el momento de esta tribulación UN HOMBRE, ELEGIDO NO CANÓNICAMENTE, SE ELEVARÁ AL PONTIFICADO, Y CON SU ASTUCIA SE ESFORZARÁ POR LLEVAR A MUCHOS AL ERROR Y A LA MUERTE.

En otra parte, también dice esta profecía: entonces, los escándalos se multiplicarán, nuestra Orden se dividirá, y muchas otras serán destruidas por completo, porque se aceptará el error en lugar de oponerse a él.

De hecho, a partir de la muerte del Papa Pío XII, y con la elección no canónica de Juan XXIII, por ser un hereje contumaz, y con las constituciones heréticas del vaticano II “Lumen Gentium”, “Gaudium et Spes”, y la declaración “Nostra Aetate”. La Nueva iglesia postconciliar con estos documentos ha suplantado los Evangelios, y los ha tomado como base de sus enseñanzas.

De aquí, han nacido, las doctrinas no católicas, del “antropocentrismo” con la glorificación del hombre en detrimento de la gloria de Dios, teniendo como consecuencia una falsa misa, o “Novus ordo” que promulgo Pablo VI; de ahí también han emanado los errores y doctrinas heréticas de la “libertad religiosa”, y del “falso ecumenismo”, y la aberrante Justificación Universal incondicional”.

Los documentos heréticos del vaticano II, ya mencionados nada tienen que ver con la divina Revelación contenida en la Sagrada Escritura, sino más bien han surgido de los postulados masónicos de la Revolución Francesa. Siendo estos, la base de los escritos y encíclicas de los pseudo-papas del vaticano II.

Realmente estos documentos, son la base donde se justifican el laico Francisco y los obispos modernistas para promover los aberrantes postulados en el Sínodo de octubre del 2014, donde se promovió la aceptación a los sacramentos de los divorciados vueltos a casar y la aceptación y alabanzas de las uniones o coyundas homosexuales, en detrimento de las instituciones divinas del matrimonio y familia natural y tradicional.

Esta doctrina herética es también la base del Sínodo del Amazonas donde se ataca la Revelación Divina, y nuevamente a la Eucaristía y donde se está promoviendo el culto a dioses falsos cayendo de ese modo en la idolatría, misma que condena el Primer Mandamiento de la Ley de Dios.

Dicho Sínodo esta inmerso en la teología marxista de la liberación, despreciando la misión de la salvación de la Iglesia Católica, afirmando que no hay ninguna verdadera fe, que todas las religiones son capaces de llevar la salvación a sus seguidores. (Doctrina herética de la libertad religiosa del Vaticano II)

El Sínodo Amazónico no enseña que la Eucaristía es el cuerpo, la sangre, el alma y la divinidad de Jesucristo. En cambio, reduce la Eucaristía a una expresión “simbólica” de experiencia “comunitaria”: una herejía flagrante y modernista condenada por el Papa Pío X en su encíclica Pascendi Dominici Gregis de 1907.

En este Sínodo se ataca al sacerdocio católico, tal como lo ha constituido Jesucristo y la Iglesia lo ha conservado, siendo una orden sagrada únicamente para varones, describiendo al sacerdocio como una “posición” flexible que se ajusta al espíritu de la época, siendo esta “reflexión flexible” la base de la promoción de la ordenación sacerdotal en las mujeres, y sacerdocio de los casados.

El Sínodo elogia las costumbres paganas de los indígenas, que describen a Dios en una dualidad divina como un “Creador-Creadora” masculino-femenino.

Durante este Sínodo se ha caído en la idolatría al practicar los ritos y cultos paganos a los ídolos de la fertilidad Pachamama y Pacha-papa.

El mismo Bergolio cayo en la idolatría, al participar del ritual pagano de adoración a la Pachamama, diosa consagrada a la fertilidad amazónica.

Recordemos, que no sólo el laico Francisco ha participado en estos cultos paganos, sino también, lo hicieron Montini (Pablo VI), Wojtyla (J. P. II), y Ratzinger (Benedicto XVI).

Escandalosamente, el laico Francisco ha ido más allá que sus antecesores usurpadores del papado y de la Iglesia, puesto que ha entronizado a la diosa de la fertilidad amazónica en el Vaticano.

Las palabras proféticas de Nuestra Señora de la Salette que dice: MUCHOS ABANDONARÁN LA FE y el número de Sacerdotes y religiosos que se separarán de la verdadera religión será grande; entre estas personas se encontrarán incluso Obispos. Ya tienen varias décadas cumpliéndose desde la clausura del Vaticano II con la inauguración de la iglesia del hombre por Juan Bautista Montini (Pablo VI).

Todo esto queda claro y comprendido, que se puede esperar de esta nueva iglesia del hombre donde la base y fundamento no es la verdad revelada en las Sagradas Escrituras, sino en las enseñanzas masónicas de la “Dignidad humana” emanada de los ya mencionados documentos heréticos del Vaticano II.

Por último, todo este caos, toda esta inmoralidad, todo este hedonismo, todos estos escándalos y apostasías imperantes desde hace varias décadas. Es lo que realmente a motivado a la verdadera Iglesia católica a exponer cada año, el Santísimo Sacramento durante Cuarenta horas, para desagraviarlo de todas esas iniquidades.