En esta VI parte, sobre el tema como educar a los hijos en un mundo de crueldad y violencia, primero vamos a considerar, que no debe de confundirse en los hijos, la agresividad con la hiperactividad y después analizaremos, como la depresión es una de las causantes del suicidio y la autoviolencia en sus hijos.
NIÑO AGRESIVO O HIPERACTIVO.
En los últimos 15 años se ha incrementado en más del 500% el número de niños diagnosticados con hiperactividad, con o sin déficit de atención, y éstos son medicados, especialmente con Ritalín. Este crecimiento tan explosivo está provocando que muchos padres de familia, maestros y algunos especialistas (como psicólogos, terapeutas, psiquiatras y neurólogos) utilicen el término de hiperactividad para explicar conductas como impulsividad, excesiva actividad, poca concentración y atención, y agresividad. Con esto, no se esta afirmando que el trastorno de hiperactividad no exista, sino que no en las dimensiones en que los padres y maestros parecerían creer.
El niño hiperactivo debe ser diagnosticado por un especialista (un neuropediatra o un psiquiatra infantil) y para su tratamiento se requiere un equipo multidisciplinario. Pero se debe estar alertas ya que no todos los niños que muestran conductas de impulsividad, mucha actividad, que utilizan poco tiempo en la realización de una tarea o muestran agresividad, se pueden definir como hiperactivos, sobre todo si se trata de varones ya que, como se mencionó anteriormente, los niños tienen mayor predisposición a la actividad y agresividad que las niñas. Lo cual no significa que sean hiperactivos. El Dr. Thomas Brown (2005) menciona que del 7% al 10% de la población mundial padece el trastorno de déficit de atención, con o sin hiperactividad.
Es importante, considerar: ¿Qué pasara con esos niños, en los cuales se han confundido y equivocado con el diagnostico del trastorno por déficit de atención con Hiperactividad, por la excesiva permisividad y mala educación de parte de los padres, y por este supuesto, le medican Ritalín u otra droga? Una posible respuesta sería, si realmente tiene ese trastorno le ayudaría, pero, con el riesgo y peligro de adquirir una adicción posterior por la mala medicación en la dosis de Ritalín u otras drogas; pero podrían ser terribles los daños o efectos que recibiera ese chico por el consumo del Ritalín u otra droga sin realmente tener ese trastorno, sin duda aumentaría en mucho el riesgo y peligro de adicción y drogadicción en ese niño; he ahí, la importancia de esta consideración, y más vale si se tiene duda de que su hijo tenga ese trastorno, llevarlo con un buen especialista, ya que de lo contrario habría terribles consecuencias.
Una de la causas por las cuales se ha sobrediagnosticado este trastorno se debe a factores culturales, como la feminización de la sociedad y de la educación. Esto significa que tanto la familia como la escuela valoran en los niños comportamientos típicos femeninos. Por ejemplo, una psicóloga escolar comentaba el cambio de expectativas de logro académico de sus maestras. Las de primaria esperan en los niños un trazo tan perfecto y fluido como en las niñas; además, que aprendan a decodificar (descifrar) las palabras y oraciones como lo hacen las niñas, a partir de los 4 años de edad. Igualmente, anhelan que los niños puedan atender y estar quietos en clase como lo logran las niñas. Pero los niños, por la testosterona, tienen una mayor disposición a estar en continuo movimiento y ser traviesos, son más competitivos y agresivos que las niñas, y no por ello son hiperactivos.
Aun así, el trastorno de hiperactividad es más común en los niños que en las niñas, a razón de 7/1 (Brown, 2005). El cerebro del niño está orientado al aspecto especial y el de la niña al verbal; por ello, desde pequeño el niño no puede estar quieto en un lugar: camina, corre, se mueve, empuja y grita. Para que el niño sea definido como hiperactivo debe ser diagnosticado por un especialista y, además, presentar al menos 6 de los siguientes síntomas: problemas de articulación del lenguaje, poco cansancio, problemas para que coma, impulsividad, agresividad, poca tolerancia a la frustración, entre otros.
Cuando un niño presenta el trastorno de hiperactividad induce conductas de impulsividad y poca atención, y además provoca problemas de adaptación y seguimientos de reglas en la clase y poca asimilación y retraso académico. La mayoría de ellos requieren ser medicados para ayudarlos a su adaptación y rendimiento escolar. Es muy importante no confundir a un niño hiperactivo con niños malcriados y desobedientes, que abundan en las familias y escuelas, por la mayor permisividad de los padres.
De acuerdo con Lutzker (2006), poco más del 70% de los casos etiquetados como niños hiperactivos son ocasionados por los nuevos estilos de vida.
1.Familia pequeña o hijo único. Los niños son menos tolerantes y poco flexibles ante situaciones que van en contra de sus propios intereses.
2. Paranoia a la inseguridad. Provoca que los niños tengan muy pocas oportunidades de salir por su cuenta a la calle o a los parques. Su manejo del tiempo libre se reduce a la TV, el teléfono y la internet y los videojuegos.
3. Desde edad temprana son expuestos a situaciones de violencia. La TV y los videojuegos se encargan de mostrarles situaciones violentas en donde la agresividad es vista como algo gracioso y la mayoría de las veces justificable.
4. Permisividad en la familia y su relativismo a la violencia. La familia está perdiendo la batalla en influenciar positivamente a sus hijos hacia una vida de respeto y empatía con las demás personas. Los padres tienen miedo de contradecirlos o decirles algo que no les guste. Los dejan crecen creyendo que son los amos de la sociedad y que tienen todo el derecho de agredir o abusar del otro para obtener privilegios, sin importar los demás.
Hace poco más de 40 años, la mayor parte de los niños se pasaba la vida jugando y conviviendo en la calle, en el barrio, en el parque o en el patio de las casas; en cambio, hoy están encerrados bajo cuatro paredes viendo TV o jugando videojuegos. La revista “Pediatrics”, en el año 2005, publicó un estudio en el que se analiza el efecto de la TV en la hiperactividad. Su conclusión: por cada hora que el niño ve TV al día, se incrementa 10% la ocurrencia de hiperactividad.
A la generación del 2000 hasta la actualidad se le llama “Generación Nintendo” o “Generación Celular”, porque los niños están expuestos a todo tipo de tecnología y se caracterizan además por ser niños más obesos (Tanto que México tiene el nada honroso primer lugar en obesidad infantil), más hiperactivos, más impulsivos, menos compasivos y sin un sentido de la vida, teniendo la idea de que vinieron de la nada y van parar en la nada(por tantos años de laicismo ateísta, aunado al continuo bombardeo de los medios de comunicación). En otras palabras, ésta es una generación inteligente y con una intensa interacción con la tecnología, pero vacía o hueca en humanidad.
EL SUICIDIO Y LA AUTOVIOLENCIA.
Antecedentes. De acuerdo con las estadísticas, en el año 2000 murieron 815 mil personas por causa de suicidio, y se pronostica que para el año 2020 esta cifra aumentará a 1.5 millones de vidas, a nivel mundial, según la Organización Mundial de la Salud (2004).
El incremento de suicidios entre niños y adolescentes es preocupante. Según Ricardo Colín Piana, subdirector de Enseñanza del Instituto Nacional de Neurología (México), la depresión es el disparador más importante de suicidio en la etapas tempranas del desarrollo. Según Colín Piana, los niños entre 8 y 9 años de edad, así como los adolescentes acuden al suicidio como “puerta de escape” ante su fragilidad o imposibilidad de enfrentar situaciones conflictivas.
Las conductas suicidas también pueden estar asociadas a trastornos tales como déficit de atención, la ansiedad y la hiperactividad.
Los varones presentan con mayor frecuencia conductas suicidas, así como conductas agresivas y violentas. El rango (hombre: mujer) es 3.1:1 para niños de 10 a 14 años de edad, y de 5.5:1 para 15 a 19 años de edad, según informes de la Organización Mundial de la Salud. Sin embargo, el porcentaje mayor es los últimos años ha sido de las mujeres. La mujer piensa cinco veces más en suicidarse que el hombre, pero el hombre lo comete siete veces más que la mujer. Una de las causas más importantes del incremento se debe a conductas impulsivas asociadas con la depresión y con poco apoyo familiar, lo cual provoca una tendencia de aislamiento.
De acuerdo con el reporte del informe de salud en México 2004, entre 1998 y 2003 las muertes por suicidio aumentaron 4.9% anual, cifra incluso superior al crecimiento de la mortalidad por diabetes. Un estudio realizado por la Dirección General de Evaluación del Desempeño de la Secretaria de Salud reveló un incremento de suicidio entre los adolescentes y adultos jóvenes en las últimas dos décadas. Cifras de 1990 y 2000 señalan que la tasa de mortalidad por esa causa se duplicó en el grupo de edad de 11 a 19 años, con un aumento más marcado en las mujeres. El incremento de drogas y alcohol es, además, un factor que se relaciona con esta alza en la incidencia de suicidios, pero entre las causas también se incluye la calidad de vida de los jóvenes y sus expectativas para el futuro.
En los últimos 20 años, el suicidio descendió del lugar número 10 al tercer lugar como causa de muerte entre los adolescentes, siendo el número uno los accidentes automovilísticos. Según Lutzker (2006), algunas posibles causas del incremento del suicidio son: *Aumento de ruptura familiar. *Incremento de consumo de alcohol y drogas. *Incremento de los niveles de depresión. *Inestabilidad en el empleo. *Influencia de los medios de comunicación. *Observar que otros cometen suicidio como forma de liberarse de sus problemas.
Datos de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) señalan que el 50% de los jóvenes manifestaron, en una encuesta, haberse sentido algunas vez tan deprimidos que se preguntaban si valía la pena vivir.
Aproximadamente, 30% aseguraron tener un familiar o un amigo que había intentado suicidarse. Aunque México tenga un promedio bajo a nivel mundial, las condiciones de familia, y por décadas sostenidas de enseñanza laicista, con gran colaboración de la enseñanza del mortalismo o nihilismo implícito en las ceremonias fúnebres de la Iglesia postconciliar, medios de comunicación y sociedad, propician un incremento del suicidio, especialmente en la niñez y juventud.
En México se reportan 3,379 casos de suicidio en año 2006 y éste ocupaba el lugar 18 entre las causas de muerte general, no tengo los datos actuales, pero debido al aumento, de todas las causales, se supone, un aumento mayúsculo, debido a la constante de notas en los portales digitales de internet y periódicos impresos sobre este tema.
AUTOHERIRSE: PREÁBULO PARA EL SUICIDIO.
El lastimarse deliberadamente es cada vez más común entre los adolescentes; en países como Inglaterra, hasta 15% de jóvenes lo practican. Acciones comunes de autoagresión incluyen cortarse, quemarse y golpearse, y más raramente, envenenarse.
La autoagresión es una conducta imitativa patológica que trata de desahogar emociones negativas como ansiedad, frustración y culpa (Si no hay fe, y creencia y esperanza en Dios, y si sólo, se piensa en un presente efímero lleno de crueldad violencia e injusticia, y después de este, la nada como fin, ¿que se puede esperar?). Generalmente, no se relaciona en forma inmediata con el suicidio. Sin embargo, puede ser un factor de riesgo si no es tratado a tiempo. La subcultura “dark” se asocia a este tipo de conductas (de esto se profundizará más adelante).
LOS PORQUÉS DEL INTENTO SUICIDA EN NIÑOS Y ADOLESCENTES.
Muchos niños y adolescentes viven experiencias de estrés, confusión, presión para el éxito y diversos miedos (todo esto, en gran parte causado por el divorcio de sus padres, de lo cual, ya hemos tratado y mostrado en anteriores escritos, que una causales principales del divorcio está en el individualismo egoísta enseñado y proclamada por el laicismo, al igual que los medios de comunicación, y las leyes de los países sobre el divorcio exprés), o bien se enfrentan a la formación de una nueva familia con padrastro o madrastra y hermanastros, así como a fracasos amorosos. La gran mayoría de los intentos de suicidio (o suicidios) son causados por crisis emocionales, por la forma o estilo de vida poco gratificante, poca tolerancia a la frustración o sentimientos de enojo o cólera. Para los adolescentes el suicidio puede percibirse como la única solución posible para sus problemas y ansiedades.
Los padres de familia y maestros deben estar muy pendientes de los signos que puedan presentar un niño o un joven antes de intentar matarse: *Cambio de hábitos alimenticios y de sueño. *Aislamiento de sus amigos y familia. *Amenazas verbales de suicidio. *Uso de alcohol y drogas. *Descuido en su apariencia personal. *Cambio en su comportamiento y personalidad. *Reprobación escolar y deterioro académico. *Pérdida de interés en actividades placenteras. *Poca tolerancia a pequeñas frustraciones.
Un adolescente que planea cometer suicidio también puede presentar los siguientes signos: *Se percibe como una mala persona que no tiene derecho de vivir. *Puede usar expresiones como las siguientes: “No quiero ser problema nunca más”, o “Ya no te veré nunca más.” *Se desprende o se deshace de sus pertenencias favoritas.
Si un adolescente dice: “Quiero matarme” o “Me suicidaré”, hay que tomarlo en serio y recurrir a un especialista o profesional para pedir ayuda.
No existe una razón en particular por la cual un adolescente se suicide pero entre los diversos factores pueden estar: 1. Transiciones estresantes en su vida, como perder un amor, reprobar en un examen o separación de los padres. El sentimiento es de depresión, soledad y carencia de amor. 2. Sentimiento de abandono y desamparo. 3. Sentimientos negativos o baja autoestima. El adolescente que experimenta un intento de suicidio se percibe con poco valor y como fracasado. 4. Deseo de terminar en forma rápida e instantánea con su dolor y sentimiento. 5. Pérdida de autocontrol debido al uso y abuso de alcohol y drogas.
La causa que más contribuye al pensamiento suicida es la depresión. La depresión puede resultar a raíz de una pérdida (de un familiar, a un amigo, etc.,), o por decepción amorosa o romántica o fracasar en el logro de expectativas propias o de los otros. La mayoría de los adolescentes que quieren suicidarse no quieren morir, sólo “gritan por ayuda y para ser escuchados”, y no necesariamente están enfermos mentalmente.
SUBCULTURA “DARK”
Existe un grupo o subcultura de adolescentes o jóvenes denominada “dark” o “goth” en la lengua inglesa. Como subcultura poseen características comunes que los definen: 1. Se pintan la uñas de negro. 2. Usan botas altas y negras. 3. Se tiñen el cabello de diferentes colores llamativos y exóticos, como verde, rosa o azul. 4. Se delinean los ojos con color negro. 5. Generalmente su vestimenta es negra.
En un estudio realizado en Escocia (Young, 2006) se concluye que este grupo tiene tendencia hacia la autodestrucción y el suicidio. El 53% de los integrantes dark están predispuestos a la autodestrucción y el 47% ha intentado suicidarse. Están íntimamente asociados al alcohol y a la depresión. El autor menciona que viven en constante peligro ya que imitan y copian los patrones de esta cultura por su aspiración a pertenecer a este grupo de personas. Son personas muy brillantes e inteligentes pero influenciadas para percibir con pesimismo y en forma negativa la vida y les atrae enormemente la muerte. El sentimiento de soledad y abandono son, quizás, las causas más importantes para que un adolescente trate de buscar aceptación e incluso afecto en este tipo de grupo.
LA DEPRESIÓN Y EL SUICIDIO
En los adolescentes, la causa más importante de suicidio es la depresión. El cerebro del adolescente está sujeto a una gran cantidad de cambios rápidos, emocionales y de temperamento. Al no poseer aún madurez en su corteza frontal para tomar decisiones en forma racional y lógica, se rige solamente por la impulsividad, llegando hasta el suicidio como único camino para solucionar sus problemas.
Algunos síntomas de la depresión son: *Cambios en el apetito. *Pérdida o ganancia de peso rápidamente. *Poca energía. * Sentimientos de soledad y abandono. *Menosprecio hacia su persona. *Pensamientos sobre suicidio o muerte.
El aumento de suicidios entre los adolescentes y jóvenes es alarmante. Como se ha dicho, ocupa el tercer lugar como causa de muerte entre ellos. La mayoría de los adolescentes en peligro de suicidarse muestran o dejan ver algunas señales de su estado depresivo. Por ejemplo, comunican expresiones como “Nada en esta vida me importa”, “¡Qué importa!, no estaré siempre”, o “Quizás ya no te veré más” que indican sentimientos de autodestrucción. Además, pueden empezar a regalar sus posesiones o escuchar canciones de tristeza y muerte. Otras señales incluyen descuido en su apariencia personal, uso de alcohol y otra drogas y pérdida de interés en actividades que eran para ellos placenteras.
FACTORES PROTECTORES CONTRA EL SUICIDIO
El abandono, la depresión y varios niveles de estrés están correlacionados con pensamientos suicidas y con el suicidio. Sin embargo, existen factores protectores para hacer frente a las conductas y deseos suicidas.
Uno de los principales remedios es demostrarles de parte de sus padres, amor, aceptación y aprobación, estos ingredientes pueden ayudar de gran manera, para que puedan librarse de la espantable depresión, una de las grandes causantes del suicidio.
Para que una persona joven pueda crecer sin inclinación a la depresión hay que ofrecerle los siguientes medios:
1º. Amor y afecto. La principal causa de depresión en un niño puede ser el carecer de afecto. Por eso en los orfelinatos o asilos se forman tantos futuros criminales y tantas personas deprimidas: por que crecieron sin afecto de unos papás que les demostraran un verdadero amor.
En Estado Unidos unas personas muy ricas fundaron un asilo para niños abandonados. Le pusieron al asilo todas la comodidades y la mejor alimentación y todas las ayudas médicas y enfermeras doctoradas y muy bien pagadas, etc. Y los niños crecían tristes y se enfermaban mucho. En cambio en México unas religiosas tenían un asilo pobre, con pocas condiciones de salubridad, y allí los niños crecían alegres y casi no se enfermaban. Y los gringos administradores del asilo se fueron al asilo mexicano par averiguar por qué en el asilo rico se morían más los niños que en el asilo pobre donde las enfermeras no eran ni siquiera graduadas. Y supieron cuál era la causa: allí las hermanas les insistían mucho a las enfermeras que habían de demostrar mucho amor a los niños y querer a cada uno como si fuera su hijito más amado. Y los huérfanos crecían sintiéndose amados y se enfermaban menos que en el asilo costeado por los millonarios.
Es que Dios formó de tal manera al ser humano que éste necesita sentirse amado, para poder crecer normal y alegre. El niño para crecer sano y optimista tiene tanta necesidad de sentirse amado, como de comer y dormir. Y si no se siente amado, crece resentido e inclinado a la tristeza y a la depresión.
2º. Aceptación: que el niño se sienta aceptado y apreciado: Pocas cosas hay que necesite más un ser humano para ser feliz que sentirse aceptado y apreciado. Es una necesidad que si no es satisfecha lleva a la depresión. Cuando sea mayor necesitará aceptarse a sí mismo y apreciarse, y si no lo consigue será infeliz. Pero para ello es absolutamente necesario que de niño haya recibido frecuentes demostraciones de que se le acepta y se le aprecia. Las palabras como:un “tú vales, tú eres capaz, tú podrás obtener muchos éxitos. etc., son muy positivas y realzan la autoestima (pero buscando esa autoestima de una manera ordenada y real y no inflada, para no caer en lo que se ha caído, en formar esos hijos crueles, tiranos, hedonistas y narcisistas de nuestros días), sirve mucho más para la futura feliz personalidad que un “no sirves para nada” o un “eres un inútil o un idiota”.
Esto último lleva irremediablemente a la depresión.
La educación se compone de un 50% de corrección y un 50% de animación. Hay que corregir pero también hay que felicitar y animar. Esto evitaría que crezcan sus hijos con inclinación a la depresión.
En una Clínica del Seguro había un médico que cuando veía que un niño estaba muy inquieto y como lleno de miedo, de tristeza o de inseguridad, dejaba junto a su camita una tarjetita que decía: “Este niño necesita diez minutos de cariño”. Cuando la enfermera veía aquella tarjetita se dedicaba a demostrar de manera especial a aquel niño que lo amaba y que lo estimaba. Le sonreía cariñosamente, le pasaba su manos afectuosamente sobre su frente y por sus cabellos, le tomaba la mano y se la acariciaba suavemente y si era necesario lo estrechaba contra su corazón como la mamá a un hijo muy querido. Cuando el médico volvía encontraba al niño tranquilo y sin tristeza ni depresión.
En cuantos hogares habría que dejarles a los papás esta misma tarjeta: “Para que su hijo no crezca inclinado a la depresión y a la tristeza le aconsejamos lo siguiente: “Su niño necesita cada día al menos diez minutos de cariño”.
Se dice que “amar es determinar”. En esta sociedad en la que nadie determina a nadie, el niño necesita darse cuenta de que los mayores lo determinan, lo aprecian y le guardan especial cariño y estimación.
El niño necesita de parte de sus padres, ese verdadero amor filial, de padres a hijos y de hijos a padres: amor natural, que hay que cultivar y tratar de aumentarlo porque puede languidecer y disminuirse y hasta extinguirse. Es por eso, que es importantísimo que ellos,no dejen llevar de ese individualismo egoísta del laicismo, que tan fuertemente ha sido asimilado en los padres de familia modernos, y para erradicar el individualismo egoísta, no hay como cultivar el amor de benevolencia: que hace que amemos no porque el otro es bueno sino porque nosotros somos buenos. Que nos hace amar no porque los otros se lo merecen o nos van a pagar, sino porque nuestro corazón es amable, bondadoso y generoso(claro está, que con el permisismo actual, no es amor de benevolencia, al contrario es una carencia, para imponer el orden y la autoridad amorosamente).Este amor es que se debería pedir todos días a Dios. Es el amor que Jesús y la Virgen María y todos los santos han tenido hacia los demás. ¿Quién podrá vivir deprimido si siente que le aman con un amor de benevolencia, con un amor que goza haciendo el bien y haciendo felices a los demás?
Amor de benevolencia es tratar a los demás como amigos, como a buenos hermanos. Es sentir que la principal deuda que tenemos hacia los demás es demostrarles que en verdad los amamos y estimamos.Amor de benevolencia es sentirse inclinado a valorar a los demás, es respetar a los otros y nunca demostrar desprecio hacia ninguno. Es sentir la felicidad de saber que las demostraciones de verdadero cariño que ofrecemos a los demás, esas demostraciones de caridad, las pagará Jesucristo como hechas a El mismo, pues así lo ha prometido solemnemente (Mt. XXV, 40). Pero no olvidemos que el verdadero amor es una planta que hay que importarla del cielo. Y se consigue pidiendo mucho a Dios que nos conceda la gracia de amar a los demás como nos amamos a nosotros mismos. El amor verdadero es una gracia u obsequio de Dios y esa gracia se consigue pidiéndola muchas veces y con mucha fe.
3º. Evitar la ira en el hogar. Para el niño no hay personas más importantes en el mundo que el papá y la mamá. Pero si ve que los dos seres que más quiere y más estima se pelean y se insultan, necesariamente su corazón queda invadido por la tristeza e inclinado a la depresión.
La movilidad exagerada del niño impacienta muchas veces a sus padres, y hay el peligro de reprenderlo con palabras hirientes y humillantes. La ira lleva a formar personas deprimidas. En cambio la corrección amable puede formar gentes alegres.
Hay hombres mayores que exclaman emocionados: “Mi padre era de carácter fuerte e inclinado al mal genio. Pero jamás escuché de sus labios una palabra grosera e hiriente. Creo que varias veces discutió con mi madre, pero jamás discutieron delante de nosotros”. ¡Qué hermoso ejemplo! Este ver que sus padres no se dejan dominar por la ira, lleva a los jóvenes a ser más inclinados al optimismo y a la alegría que a la depresión.
4º- Sentir que los papás se aman. Cuando niños sentíamos una verdadera alegría cuando papá al llegar a casa saludaba con tan gran cariño a nuestra mamá. Santa Teresita del Niño Jesús, decía: “De niña yo no veía en mi casa sino demostraciones de amor y de simpatía y esto contribuía hacerme alegre mi infancia”. Y S. Francisco de Sales, recordaba que su infancia transcurrió en un clima de afecto y de santa estimación entre todos sus familiares. Esto necesariamente lleva a formar personas muy inmunes a la depresión y muy inclinadas a la amabilidad y a la alegría.
5º. Contarles a los niños cuánto es el amor que Dios nos tiene. El santo de la alegría y del optimismo, S. Juan Bosco, narra en su autobiografía que su santa madre los llevaba a ellos de niños a contemplar los campos floridos y les decía: “Si Dios cuida de estas florecitas, ¿cuánto más cuidará de nosotros?”. Y les señalaba las mirlos y los copetones y golondrinas y les decía: “Si el buen Dios cuida de estas avecitas, cuanto más cuidará de nosotros que valemos mucho más que muchas aves? Y cuando caía un fuerte aguacero los hacía asomar a la ventana y les decía: “Así como caen tantas gotas de agua a fertilizar la tierra, así caen sobre nosotros las ayudas y bendiciones de Dios cuando rezamos y nos encomendamos a El”. Y en las noches estrelladas les hacía mirar al cielo y les decía: “Si el cielo es tan bonito por este lado, ¿cómo será por el otro lado, donde están Dios y sus ángeles y santos? Allí iremos un día si nos portamos bien”. Y este modo de hacer que los niños se sintieran amados por Dios los hizo crecer tan alegres y optimistas, que S. Juan Bosco fue después el hombre admirable que jamás ni siquiera ante dificultades más espantosas se dejó dominar por la tristeza, el desaliento o por la depresión.
¿Cómo podrá vivir deprimido quien desde niño aprendió a creer que un Dios amabilísimo le acompaña las 24 horas del día y los 60 minutos de cada hora? ¿Acaso puede uno vivir entristecido si cree firmemente que Jesucristo murió por cada uno de nosotros y por que ruega noche y día por cada uno, nombrándonos por nuestro propio nombre? Puede uno vivir lleno de depresión si sabe que el Espíritu Santo está siempre ayudándonos y que un cielo eterno nos espera para ser felices para siempre. Enseñemos esto a los niños y los haremos crecer más felices. Dice Nuestro Señor Jesucristo: “Alegraos y regocijaos porque vuestra recompensa será grande en los cielos (Mt. V, 12).
Finalmente, le hemos mostrado suficiente información, de que se debe hacer con respecto al déficit de atención y la hiperactividad, y como la depresión es una causal de la autoagresividad y del suicidio, y también hemos dado los remedios para ello. Por último espero en Dios que todo lo aquí expuesto le sea de suma utilidad.
Gran parte de este escrito fue tomado del libro “Hoy Tirano Mañana Caín” de Evelyn Prado M. Y Jesús Amaya G.