La devoción al Sagrado Corazón de Jesús

EL AMOR DIVINO Y EL MARTIRIO DEL CORAZÓN NOS DEBE MOTIVAR A LA DEVOCIÓN AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS.

Antes de comenzar este tema vamos  hablar un poco sobre el origen y desarrollo de esta universal devoción al Sagrado Corazón de Jesús.

La devoción al sagrado corazón de Jesús es uno de los caracteres distintivos de la religión católica. Es universal dentro del catolicismo, ya que no se encuentra en otra confesión religiosa. La historia de su origen y desarrollo muestran la vitalidad del culto católico, que permite a la humanidad en todas las épocas, manifestar su amor y reverencia por nuestro Redentor, de acuerdo con la inclinaciones más profundas del corazón humano.

Esta devoción no se dirige al corazón como un simple órgano fisiológico de nuestro Señor, según piensan y suponen algunos no católicos. La verdadera devoción tal como la entiende y aprueba la Iglesia Católica, es la especial devoción, principalmente a su amor por la humanidad, del cual es símbolo su corazón. Ya que en lenguaje, en la escultura, y en la pintura, el corazón siempre ha sido símbolo del amor y de cariño. Por tanto, es muy apropiado que, tratándose del infinito amor de Cristo, amor que le impulsó a dar su vida en la Cruz por el ser humano. O sea la Iglesia habla de su corazón amante y misericordioso.

Esta devoción ha venido a constituir un medio muy poderoso para ahondar e intensificar el amor de los católicos hacia Dios y su divino Hijo, nuestro Salvador; haciendo que el fuego del amor humano suba no sólo hasta su inmediato objeto, sino hasta el Dios Trino y Uno y todos sus hijos; inspirando al hombre aquel amor que se difunde en sacrificios de devoción y desinterés en bien de la humanidad, aquel amor de cual dijo S. Juan: “Hijito míos, no amemos sólo con la palabra o la lengua, sino de hecho y de verdad”.

Y sobre el origen de esta devoción. Ya en el siglo XI y XII, se descubren indicios inequívocos de tal devoción en los monasterios Benedictinos y Cistercienses; pero fue hasta la mitad del siglo XIII, con la visión de S. Gertrudis, en la fiesta de S, Juan Evangelista, cuando se dio mayor auge a su propagación. En esta visón, habiéndosele permitido reposar su cabeza sobre la herida del costado de nuestro Señor, percibió los latidos del divino Corazón. Entonces le preguntó ella a S. Juan, el discípulo amado, si también él, cuando en la última Cena, se le permitió reposar su cabeza sobre el pecho del Maestro, había percibido aquellas pulsaciones, y por qué nunca había mencionado este hecho. S. Juan le contestó que esta revelación había sido reservada para los siglos futuros, cuando los hombres se hubiesen enfriado y tuviesen más necesidad de ella, para encender de nuevo el fuego del divino amor. (Lib.  Revelationes Gerrudinae, ed. Poitiers y París, 1877).

A S. Juan de Eudes (1601-1680) le tocó convertir esta devoción, de privada e individual que había sido hasta entonces en un acto público,, honrándole con su Oficio propio e instituyéndole su fiesta especial. El 21 de agosto, 1670, se celebró la primera fiesta del Sagrado Corazón, con gran solemnidad y regocijo, en el Seminario Mayor de Rennes Francia. Había llegado el tiempo de extender a toda la Cristiandad esta devoción.

Y fue a una piadosa religiosa de la Orden de la Visitación, del Convento de Paray-le-Monial en Francia, S. Margarita María Alacoque a quien el Señor escogió a través de  una revelación en la fiesta de San Juan, Cristo permitió a Margarita María reposar su cabeza sobre su costado, lo mismo que antes había concedido a S. Gertrudis, y le dijo que ella sería la que diese a conocer al mundo las maravillas de su amor en la devoción al Sagrado Corazón. De la muchas apariciones con que fue favorecida, la llamada “gran aparición” tuvo lugar el 16 de junio de 1675, durante la Octava de Corpus Christi.

Mientras Margarita María se hallaba postrada en oración ante el altar, Cristo se le apareció y, mostrándole su corazón,  le dijo: “Mira este corazón, que tanto ha amado a los hombres, que nada ha dejado de hacer en testimonio de su amor, hasta extinguirse y consumirse por ellos. Pero en cambio de esto, nada ha recibido de la humanidad en general más que ingratitudes, por el desprecio, irreverencias, sacrilegios y frialdad, con que se me trata en este sacramento de mi amor”. entonces le dio a Margarita el encargo de propagar la devoción al Sagrado Corazón, excitar a los fieles a recibir la Sagrada Comunión en reparación por las ofensas e indiferencia de los hombres, y a consagrarse a su Sacratísimo Corazón.

Para 1765 el Papa Clemente XIII, concedió y aprobó de culto solo algunas iglesias particulares, y para eso, se tenía que solicitar un privilegio. Y no fue sino hasta 1856, cuando Pío IX, cediendo a las suplicas de toda la Cristiandad, extendió la fiesta a toda la Iglesia Universal, con rito doble de primera clase. Esto fue casi dos siglos después de las apariciones a Margarita María.

Ahora si continuamos con el tema de esta platica dedicada al amor divino y el martirio del corazón.

Y CON LA LANZA ABRIOLE EL COSTADO E INMEDIATAMENTE SALIO SANGRE Y AGUA

El gran día de la Redención comenzaba a atardecer: hacía unas horas que Jesús había muerto, y la curiosa muchedumbre del Calvario había regresado impresionada y silenciosa a sus casas. En la cumbre del monte quedaba María, la Madre de Jesús, S. Juan, el discípulo amado, y algunas piadosas mujeres. Allí se adelanta un soldado: se acerca a la cruz: contempla al Divino Ajusticiado: la cabeza caída, los ojos apagados, los labios fríos y sin movimiento, los miembros todos rígidos; Jesús verdaderamente está muerto. Esta vista debiera haber conmovido a aquel verdugo; pero no; ebrio de sangre y crueldad, empuña la lanza y la dirige con fuerza, al costado del Señor hasta llegar al corazón. ¡El hierro rasga el pecho, penetra y abre el Corazón del Hombre-Dios! ¡Cuando Longinos retiró la lanza, de la profunda herida manaba sangre y agua! ¡Oh dichosísima herida de donde nos vienen tan preciosos dones! ¡Aun muerto, aquel Corazón todavía palpita de amor por la humanidad entera!

¿Por qué Jesús permitió este nuevo ultraje a su cuerpo?

a)Para que por la herida visible pudiéramos ver la herida invisible, como dice S. Bernardo. Esta herida oculta es la que hace la ingratitud de los hombres al Amor Divino.

b)Para manifestar que aun no estaba satisfecho de sufrimientos no obstante que el cuerpo ya no podía sufrir, como manifestó Jesús a Santa Catalina de Sena.

c)Para proporcionarnos un asilo seguro, contra los enemigos del alma.

I.EL CORAZÓN DE JESÚS ASILO SEGURO CONTRA EL MUNDO.

Tiene su razón particular que el Evangelista no use la palabra rasgó, sino abrió, como para darnos a entender que abría aquella puerta para que entrásemos en un asilo seguro contra el mundo.:

1)—EL MUNDO TODO ENTERO ESTA EN LA MALDAD.

a)En el mundo no se respira más que corrupción y fetidez: las máximas del mundo son la ruina de muchísimas almas…

b)La moral del mundo está corrompida… “cree mucho y peca más” decía un gran heresiarca.

c)En el mundo hay libertinaje en las costumbres, en los vestidos, en las palabras: todo está permitido; todo parece lícito, aunque no lo sea.

2)—EL MUNDO SE REVUELCA EN LA CORRUPCIÓN, decían hasta los paganos, y  con sobrada razón, porque el mundo corrompe:

a)Con sus palabras: blasfemias, conversaciones obscenas, maledicencias, calumnias infames…;

b)Con su prensa que lo admite todo: novelas malas, escritos envenenados contra cosas santas, la Iglesia, los Ministros de Dios y cuanto hay de bueno y santo sobre la tierra.

c)Con las diversiones: teatros, cines, mala programación de tv y de Internet, que son escuelas de inmoralidad; antros; inmodestias y lujos en los vestidos, malos juegos, etc.

3)—¡AY DEL MUNDO ESCANDALIZADOR! Maldición pronunciada por el mismo Jesús. Qué verdad más tremenda: el mundo está lleno de escándalos en la sociedad…; en la familia…; en la vida privada…; en la vida pública…

¡Y nosotros tenemos que vivir en este mundo tan corrompido! Pero Dios nos ofrece un mundo nuevo, puro y santo en el que podemos estar al abrigo del contagio de un mundo tan infame.

4)ENCERRADOS EN EL CORAZÓN DE JESÚS APRENDEMOS:

a)A despreciar las máximas del mundo: “No quieras más” dijo repetidas veces Nuestro Señor;

b)La verdadera santidad, la sana moral que nos enseñó Jesucristo diametralmente opuesta a las máximas mundanas;

c)Todas las virtudes, las más puras y las más santas como medio de llegar a la perfección;

d)Máximas elevadas: ideales sublimes: “¿Qué aprovecha al hombre ganar todo el mundo, si pierde su alma?” (Mt., VI, 33).

Entremos pues, dentro de este horno de amor para librarnos de la corrupción y aprender la verdadera ciencia de la virtud y de la santidad.

II. EL CORAZÓN DE JESÚS REFUGIO CONTRA EL DEMONIO.

Nadie puede dudar que el demonio sea nuestro capital enemigo.

1)—¿CUÁLES SON SUS MÁXIMAS?

a) No serviré el fatal grito de rebeldía que llevó a la perdición a una tercera parte de las creaturas celestiales…;

b) “… y seréis como dioses”, el maldito espíritu de soberbia con el que engañó a nuestros primeros padres causando la ruina del género humano;

c) Todo esto lo daré si, postrado en tierra me adorares” (Mt., IV, 9). Quiere ser adorado en los bienes perecederos de esta tierra: quiere que el hombre sea esclavo de las cosas creadas.

¿Pero será posible que no haya en el mundo lugar alguno en que el demonio no tenga su imperio y que domine con su máximas e ideales falsos y falaces? En todas partes ha sentado su reales y quiere dominarlo todo. Hay un solo lugar hay en donde no ha podido penetrar, y éste es el corazón dulcísimo de Jesús.

2)—EN EL CORAZÓN DE JESÚS HALLAREMOS EL ANTIDOTO CONTRA LAS MÁXIMAS DEL DEMONIO:

a)Jesús nos enseña la humildad en contraposición al grito de soberbia que levantó contra Dios. De Jesús dice S. Pablo: Anonadóse a sí mismo tomando la forma de siervo (Filip., II, 7); y el mismo Señor nos había dicho: Aprender de mí que soy manso y humilde de corazón (Mt., XI, 29).

b)Jesús nos enseña la obediencia en hechos y en palabras precisamente en oposición al espíritu de rebeldía que el demonio supo infundir a nuestros primeros padres: “obedeced a vuestros superiores”…; “y les estaba sujeto”…; “fue ofrecido porque El quiso”….

c)Jesús nos enseña el despego de los bienes terrenales cuya desordenada avidez es la ruina de tantos hombres que viven más para los bienes de este suelo, “riquezas manantial de iniquidad”, que no para las riquezas del cielo: “adoraras a Dios tu Señor y a El solo servirás”. (Mt., IV, 10).

¡Esta es la síntesis de la perfección que se aprende en la escuela del Sagrado Corazón de Jesús!

III. EL CORAZÓN DE JESÚS REFUGIO CONTRA LA CARNE.

Leemos en el Evangelio que “Los enemigos del hombre son los de su misma casa” (Mt., X, 36). Y así es desgraciadamente: los enemigos peores son los que viven con nosotros, en nosotros mismos; nuestro cuerpo con las tres concupiscencias de que habla S. Juan: concupiscencia de la carne, concupiscencia de los ojos, y concupiscencia de la vida. (I Jn., II, 16).

1)—CONCUPISCENCIA DE LA CARNE; que comprende todas las pasiones de la naturaleza caída, que arrastran miles y miles almas a la perdición. Hoy, como en los días del diluvio universal, la humanidad está encenegada en la corrupción de los sentidos: toda carne había corrompido su camino (Gen., VI, 11).

Por donde quiera se hallan incentivos de maldad. Y “¿quién nos librará de está mortífera concupiscencia?” (Rom., VII, 24). La respuesta nos la da el Corazón de Nuestro Señor Jesucristo: “Sálvate en mi Corazón”.

ENCERRADOS EN EL CORAZÓN DE JESÚS donde se respira pureza, estaremos al abrigo de este contagio universal. El, que es el lirio de los valles, nos hará amar la pureza y nuestros cuerpos se acostumbrarán a vivir como en el cielo, como los Ángeles, de un modo semejante a Dios.

2)—CONCUPISCENCIA DE LOS OJOS. El ansia desmedida de riquezas es otro incentivo de pecados: la naturaleza humana quiere poseer cuanto ve y contempla. ¡Cuántas iniquidades y cuántos crímenes se comenten para posesionarse de lo que a uno no le pertenece! ¿Cómo combatiremos este afán?

CON LAS PAJAS Y POBREZA DE BELEN: no por otro motivo, el Redentor “siendo rico se hizo pobre” (II Cor., VIII, 9), sino para enseñarnos el desprecio a los bienes perecederos, y el amor a la pobreza evangélica. Esta virtud tiene sus raíces en el Corazón de Jesús y en el mismo se pueden apreciar sus cualidades: Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos”. (Luc., Vi, 20).

3)—SOBERBIA DE LA VIDA, que es el último estímulo de la carne: la rebelión a la autoridad, el espíritu de independencia; la violación de todos los mandamientos divinos y humanos.

4)—¿QUE NOS DICE EL CORAZÓN DE JESÚS?

Aprender de mí que soy manso y humilde de Corazón (Mt., XI, 29). He allí la virtud característica del Corazón de Jesús: la mansedumbre…; la sujeción a la autoridad…; a la obediencia….

También S. Pablo experimentaba el imperio de estas tres concupiscencias, y para defenderse nos dice: por la gracia de Dios soy lo que soy…, “porque la ley del espíritu de vida que está en Cristo Jesús me ha libertado de la ley de pecado y de la muerte” (Rom., VIII, 2).

Además el mismo Cristo se nos ofrece como medio de salvación: “venid a mí todos los que andáis agobiados con trabajos y cargas, que yo os aliviaré” (Mt., XI, 28). ¡Volemos pues al dulce nido de los amores divinos! ¡Vayamos y encerrémonos en este santuario de virtud y de amor; venid y apagad vuestra sed con este néctar celestial y quedaremos inmunizados contra los ataques del mundo, del demonio y de la carne!

Con esto nos parece explicado porqué el buen Jesús quiso que su pecho fuera abierto con la lanza: ¡un nuevo prodigio de amor divino!.

Esta plática junto con la del “amor divino y el Sacrificio de la Misa”, las expuse en el V Congreso Nacional de la Tradición de la Adoración Nocturna, con sede en la Iglesia de San Miguel Arcángel de la ciudad de Chihuahua Chih. Los días del 19 y 21 de Julio pasados.

Gran parte este escrito fue tomado del Libro Jesús Creador del Amor. Por el Rev. P. Ernesto Rizzi, S. J. Y del Libro: La Iglesia de Católica  del P. Juan A. O´Brien.

Mons. Martin Davila Gandara