Las cuarenta horas en desagravio a Jesús Sacramentado

En los pasados días del 23 al 26 de Octubre de este año, en algunas templos del país de México se celebró el santo ejercicio de las CUARENTA HORAS con Jesús Sacramentado, con motivo de pedirle perdón y desagravio por nuestros pecados y los escándalos y Apostasía imperantes.

LA INSTITUCION DE LAS CUARENTA HORAS

En el siglo XVI. El fraile apóstata Martín Lutero, había levantado en el centro de Europa la bandera de la rebelión bajo el mentiroso nombre de Reforma.

Por esta situación la Iglesia y la sociedad experimentaron fuertes sacudidas, y se vieron envueltas en encarnizadas guerras; por tal motivo, los pueblos vivían en medio de grandes angustias, entre el dolor de los males presentes y el temor de los futuros.

De todo ello, nació una espontánea necesidad de recurrir a Jesús Sacramentado, exponiéndolo a la adoración pública y llamando a los fieles para reparar las grandes ofensas que recibía de la herejía protestante de Lutero, y para invocar su misericordia en tantas y tan graves desventuras.

La idea de la exposición de Jesús Sacramentado se debió a San Antonio María Zacarías. Dándole la forma y el nombre a esta exposición de las “CUARENTA HORAS”.

Anteriormente había surgido la devoción de adorar a Cristo velando las horas en que “el cuerpo de Cristo reposó en el sepulcro” (San Agustín), durante cuarenta horas en recuerdo del tiempo que estuvo muerto. (Lc 23,44), (Mt,28,1)

Pero prácticamente esta institución y devoción de las Cuarenta horas ante el Santísimo Expuesto, día y noche, como oración continua de petición, expiación y desagravio de una manera independiente del tiempo litúrgico, surgió en la diócesis de Milán Italia a principios del S.XVI.

Siendo sus impulsores: Aparte del ya mencionado San Antonio María Zacarías. Fueron también, el agustino Antonio Bellosi, el dominico español Tomás Nieto, el capuchino José de Ferno.

El Papa Paulo III aprueba con entusiasmo en un Breve de 1537 las Cuarenta Horas en Milán y concede indulgencias a quienes las practiquen. El Arzobispo de Milán San  Carlos Borromeo en 1577 da la primera norma que las regule y evite excesos.

Se extiende por Italia por capuchinos, barnabitas y jesuitas, y pasa a Roma siendo su impulsor principal San Felipe Neri.

En 1592, por la encíclica Graves et diutarnae el Papa Clemente VIII, ante los males y calamidades del momento, establece las Cuarenta Horas rotando por toda Roma y promulga las Instrucciones para la realización de las  40 Horas y condiciones para ganar el Jubileo (indulgencia).

El Papa Urbano VIII, en la encíclica Aeternus rerum Conditor de 1623,  impone a todas las iglesias del mundo la celebración de las Cuarenta Horas.

Con el tiempo, la imposibilidad de mantener abiertas  muchas de las iglesias durante la noche, se suavizaron las normas con dispensas para la adoración sólo en día y poder obtener el Jubileo.

El Código de Derecho Canónico de la Iglesia de 1917, establecía bajo el Papa Benedicto XV: debe tenerse todos los años, con la mayor solemnidad posible, el  ejercicio de las Cuarenta Horas en los días señalados, con el consentimiento del Ordinario local. c. 1275

NECESIDAD QUE TENIE LA IGLESIA DE PERDON Y DESAGRAVIO AL SEÑOR 

Como se ha visto, esta devoción de la Cuarenta horas de Jesús Sacramentado expuesto, surgió para reparar las grandes ofensas que recibía la Eucaristía de parte de la herejía protestante de Lutero, y para invocar la misericordia de Dios en muchas y graves desventuras.

Ahora en estos tiempos, la Iglesia tiene la necesidad de seguir con este santo ejercicio de las CUARENTA HORAS con Jesús Sacramentado para pedirle perdón y desagravio por nuestros pecados y los escándalos y Apostasía imperantes.

Todo esto debido a que la Verdadera Iglesia Católica lleva sufriendo una de las más terribles apostasías de su historia, siendo esta, aún mayor que la de Lutero y Calvino.

Desde la muerte del Papa Pío XII hasta nuestros días tanto el nombre de la Iglesia como los templos y la misma jerarquía ha sido usurpados por los herejes modernistas, verdaderos quinta columnista que siempre tuvieron como fin la destrucción de la Verdadera Iglesia de Cristo.

Gracias a Dios, estos judas no han logrado ese propósito, debido a que la verdadera Iglesia de Jesucristo es indestructible y porque pesan las palabras de su divino fundador, que le dirigió a San Pedro: “Y yo te digo que tú eres Pedro, y que sobre esta piedra edificaré mi Iglesia; y las puertas del infierno no prevalecerán contra ella” (Mt., XVI, 18).

Con los cambios substanciales en los sacramentos y en la doctrina perenne de la Iglesia, los usurpadores del papado y de la jerarquía, lo único que han conseguido es formar o instituir otra iglesia distinta de la única verdadera Iglesia de Cristo, así como lo hizo Lutero.

A pesar de todo esto, que ha permitido Dios, la Verdadera Iglesia Católica sigue sobreviviendo, en algunas partes del mundo  en grupos de resistencia verdaderamente católicos, con obispos y sacerdotes legítimos con verdadera sucesión apostólica.

Debido a la usurpación del papado, la Verdadera Iglesia católica desde la muerte de Pío XII, no tiene una cabeza visible, esto no significa que este acéfala ya que la cabeza de la Iglesia es Jesucristo su fundador.

Recordemos que toda esta calamidad  ya estaba profetizada por San Francisco de Asís que nos dice: En el momento de esta tribulación UN HOMBRE, ELEGIDO NO CANÓNICAMENTE, SE ELEVARÁ AL PONTIFICADO, Y CON SU ASTUCIA SE ESFORZARÁ POR LLEVAR A MUCHOS AL ERROR Y A LA MUERTE.

En otra parte, también dice esta profecía: entonces, los escándalos se multiplicarán, nuestra Orden se dividirá, y muchas otras serán destruidas por completo, porque se aceptará el error en lugar de oponerse a él.

De hecho, a partir de la muerte del Papa Pío XII, y con la elección no canónica de Juan XXIII, por ser un hereje contumaz, y con las constituciones heréticas del vaticano II “Lumen Gentium”, “Gaudium et Spes”, y la declaración “Nostra Aetate”. La Nueva iglesia postconciliar con estos documentos ha suplantado los Evangelios, y los ha tomado como base de sus enseñanzas.

De aquí, han nacido, las doctrinas no católicas, del “antropocentrismo” con la glorificación del hombre en detrimento de la gloria de Dios, teniendo como consecuencia una falsa misa, o “Novus ordo” de Pablo VI; de ahí también han emanado los errores y doctrinas heréticas de la “libertad religiosa”, y del “falso ecumenismo”.

Los documentos heréticos del vaticano II, ya mencionados nada tienen que ver con la divina Revelación contenida en la Sagrada Escritura, sino más bien han surgido de los postulados masónicos de la Revolución Francesa. Siendo estos, la base de los escritos y encíclicas de los seudo-papas del vaticano II.

Realmente estos documentos, son la base donde se justifican el laico Francisco y los obispos modernistas para promover los aberrantes postulados en el reciente Sínodo de octubre, donde se ha planteado y buscado la posibilidad de la aceptación a los sacramentos de los divorciados vueltos a casar y la aceptación y alabanzas de las uniones o coyundas homosexuales, en detrimento de las instituciones divinas del matrimonio y familia natural y tradicional.

Este caos y escándalo, ha llegado a tal grado, que seudo obispos como el de Cali Colombia, Darío de Jesús Monsalve en dos entrevistas haya derrapado al afirmar que hay que pedirles perdón a los homosexuales, a los divorciados vueltos a casar, a las prostitutas y a las mujeres que han abortado.

Estas entrevista, la primera se dio al diario colombiano El Tiempo el 15 de octubre, en la cual señaló que “la Iglesia debe mejorar su relación con esta comunidad (homosexual)” y debe brindarle “más acogida y pedirles perdón por las heridas que les hemos causado con juicios hirientes y dañinos sobre su tendencia”.

Señalando también, que las parejas homosexuales “expresan algo constructivo y positivo del humano, que es el afecto”. “La Iglesia puede ayudar a entender esas manifestaciones como válidas, es decir que se dan, y ayudar a las personas a construir sus vidas. No debemos crear conflicto con esas relaciones, porque ya bastantes conflictos tiene la humanidad como para convertir en problemático algo que debería ser aceptado”.

La otra entrevista se la dio al digital ACIPrensa del 16 de Oct., En cual Monsalve, aseguró que, en su entrevista con El Tiempo, “lo que yo hago son comentarios que están, incluso en el lenguaje, ceñidos a esos números 50, 51 y 52 de la famosa ‘Relatio post disceptationem’. Del Sínodo, ese el tema, ahí no hay nada nuevo”.

Eo obispo modernista Monsalve, también, explicó que en la mencionada entrevista con el diario colombiano dijo “que hay que pedir perdón a las personas que se han causado heridas, y eso no es solo con los homosexuales, sino con las personas que se ha calificado de prostitutas, a las personas que se ha calificado de divorciados, de separados, de abortistas, lo que sea”.

Leyendo estas entrevistas cuanta relevancia tienen estas palabras de la profecía de San Francisco de Asís ya mencionada “porque se aceptará el error en lugar de oponerse a él”.

Ante estos escándalos, toman vigencia, también, las palabras de San Pablo, en su epístola a los Romanos; presentando el triste cuadro de la ciudad de Roma en esos sus días. De ello dice:

 “Por esto Dios los entregó a pasiones vergonzosas; pues aún sus mujeres cambiaron el uso natural por el que es contra naturaleza, y al igual modo también los hombres, dejando el uso natural de la mujer, se encendieron con su lascivia unos con otros, cometiendo hechos vergonzosos hombres con hombres, y recibiendo en sí mismos la retribución debida a su extravío. Y como ellos no aprobaron tener en cuenta a Dios, Dios los entregó a una mente reprobada, para hacer cosas que no convienen” (Ro 1:26-28).

Ante estas declaraciones cualquier católico medianamente preparado, sin duda podrá decir: No se entiende cómo este señor se siguen llamando católico, claramente sus palabras no son de un católico.

Estas declaraciones son sorprendentes, porque si este seudo obispo fuera católico, tendría en cuenta la doctrina revelada por Dios en las Sagradas Escrituras que dice: “No te echarás con varón como con mujer, es abominación” (Lv., XVIII, 22). “Si alguno se juntare con varón como con mujer, abominación hicieron; ambos han de ser muertos, sobre ellos será su sangre” (Lv., XX:13).

Dice San Pablo en I Cor., VI, 9-10: “Que ni fornicarios, ni los afeminados, ni lo sodomitas, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos heredarán el reino de Dios”.

Esto no quiere decir que la Iglesia excluya algún pecador que sinceramente se arrepienta y quiera dejar de serlo por muy grandes que sean sus pecados. Por eso Nuestro Señor Jesucristo instituyó el sacramento de la Confesión. Esto nos enseña que Dios aborrece el pecado, pero no al pecador dispuesto al arrepentimiento.

Esta escandalosa y aberrante declaración nos mueve al preguntarle a este obispo modernista: ¿Qué privilegios tienen estas personas para no cumplir los Mandamientos de la Ley de Dios? Acaso ¿Lo tuvieron los habitantes de Sodoma y Gomorra? Acaso ¿Tiene que pedir perdón San Pablo por predicar que ni los afeminados, ni los sodomitas entraran en el reino de los cielos? ¿Qué Juez o qué Tribunal en el mundo le pide perdón al ladrón por ser LADRÓN, U HOMICIDA al que le ha quitado la vida a su prójimo, o que haya cometido cualquier otro delito merecedor de castigo?

Es una aberración la propuesta de este Señor que nada tiene de católico de pedir perdón a los homosexuales que PÚBLICAMENTE se declaran como tales y que además ALARDEAN DESVERGONZADAMENTE DE ELLO E INCITAN A OTROS A QUE LO SEAN, es decir que escandalizan y pervierten a su prójimo con su conducta?

O Acaso, este Sr. Monsalve no recordará o sabrá que Dios abomina este tipo de pecado. Por eso, las ciudades de Sodoma y Gomorra fueron destruidas. (Gn 19:4-11). Y en estos tiempos Dios esta castigando a los homosexuales, con el virus del Sida, y muchos de ellos, lamentablemente, han muerto, a causa de esta enfermedad, porque inexorablemente, como dice San Pablo: “La paga de este pecado es la muerte” (Rom., VI, 23).

!Ay de los que escandalizan y pervierten a otros! !Ay de los que al mal llaman bien! Acaso este Sr. ¿Nunca ha leído esas palabras?

Realmente si existiera sensatez  este Sr., haría lo correcto que es invitar a la conversión a esas personas, y a que dejen de ser homosexuales, o asesinos, o prostitutas, o ladrones, o abortistas.

Lo único que están haciendo el promotor de estos postulados el laico Francisco y ciertos seudo-obispos como este Sr. Monsalve, junto con movimientos, como el de la New Age “Nueva Era”, es tratar de incentivar y dignificar el homosexualismo para destruir a la familia. La idea, por tanto, es acabar con la humanidad.

Todo  esto queda claro y comprendido, que se puede esperar de una iglesia donde la base y fundamento no es la verdad revelada en las Sagradas Escrituras, sino las enseñanzas masónicas de la “Dignidad humana” emanada de los ya mencionados documentos heréticos del Vaticano II.

Por último, todo este caos, toda esta inmoralidad, todo este hedonismo, todos estos escándalos y apostasías  imperantes desde hace varias décadas. Es lo que realmente a motivado a la verdadera Iglesia católica  a exponer   cada año, el Santísimo Sacramento durante Cuarenta horas, para desagraviarlo de todas esas iniquidades.

 
 

Mons. Martin Davila Gandara